jueves, 17 de julio de 2008

Enseñanzas a un Guerrero


Enseñanzas de Don Juan Matus un Nagual Impecable:

* El mayor enemigo del hombre es la importan­cia personal. Lo que lo debilita es sentirse ofendi­do por lo que hacen o dejan de hacer sus semejan­tes. La importancia personal requiere que uno pase la mayor parte de su vida ofendido por algo o alguien.

* Una de las mayores fuerzas en las vidas de los guerreros es el miedo, porque los incita a aprender.

* Una vez que se logra el silencio interno, todo es posible. El modo de terminar con nuestro diálogo interno es utilizar exactamente el mismo método mediante el cual nos enseñaron a hablar con noso­tros mismos: fuimos enseñados compulsiva y sos­tenidamente, y así es como debemos detenerlo: compulsiva y sostenidamente.

* La impecabilidad comienza con un solo acto, que tiene que ser premeditado, preciso y sosteni­do. Si este acto se repite durante el tiempo sufi­ciente, uno adquiere un sentido de intento inflexi­ble que puede aplicarse a cualquier cosa. Si esto se logra, el camino queda despejado. Así, una cosa lleva a la otra hasta que al fin el guerrero desarro­lla todo su potencial.

* Las comprensiones son de dos tipos. Unas no son más que arengas para darse ánimos; son gran­des arranques de emoción y nada más. Las otras son producto de un movimiento del punto de enca­je; no van unidas a arranques emocionales sino a la acción. Las comprensiones emocionales llegan años después, cuando los guerreros, con el uso, han consolidado la nueva posición de sus puntos de encaje.

* Lo peor que podría ocurrirnos es tener que mo­rir, y puesto que ése es ya nuestro destino inalterable, somos libres; quienes lo han perdido todo no tienen ya nada que temer.

* No es por codicia que los guerreros se aventu­ran en lo desconocido. La codicia sólo es eficaz en el mundo de los asuntos cotidianos. Para aventu­rarse en esa aterradora soledad de lo desconocido se necesita mucho más que codicia: se necesita amor. Hay que tener amor a la vida, a la intriga, al misterio. Hay que tener una curiosidad insaciable y una montaña de agallas.

* No es que un guerrero aprenda chamanismo con el paso del tiempo; lo que aprende con el paso del tiempo es, más bien, a ahorrar energía. Esa energía le permitirá manejar algunos de los cam­pos de energía que normalmente le son inaccesi­bles. El chamanismo es un estado de conciencia, es la facultad de utilizar campos de energía que no se emplean al percibir el mundo cotidiano que cono­cemos.

Filosofía del Katún:
Que Buscar del Pasado?

* A los chamanes les interesa su pasado, pero ese pasado no es su pasado personal. Para los chama­nes, su pasado son los logros conseguidos por los chamanes de otras épocas. Consultan su pasado con el fin de obtener un punto de referencia. Los chamanes son los únicos que buscan genuinamen­te un punto de referencia en su pasado. Establecer un punto de referencia significa, para ellos, tener una oportunidad de examinar el intento.

También el hombre corriente examina el pasa­do. Pero lo que examina es su pasado personal y por razones personales. Se mide a sí mismo en relación con el pasado, tanto su pasado personal como lo que se conoce del pasado de su época, con el fin de encontrar justificaciones a su comporta­miento presente o futuro, o para establecer un modelo para sí mismo.


El Contacto con el Espíritu:

* El espíritu se le manifiesta al guerrero a cada paso. Pero ésta no es toda la verdad. La verdad completa es que el espíritu se revela a todo el mundo con la misma intensidad y consistencia, aunque sólo los guerreros sintonizan consistentemente con dichas revelaciones.

* Los guerreros hablan del chamanismo como si fuera un ave mágica, misteriosa, que detiene su vuelo un instante para dar al hombre esperanza y propósito; los guerreros viven bajo el ala de esa ave, a la que llaman el pájaro de la sabiduría, el pájaro de la libertad.

* Para un guerrero, el espíritu es abstracto sólo en el sentido de que lo conoce sin palabras, inclu­so sin pensamientos. Es abstracto porque no puede concebir qué es el espíritu. Y aun así, sin tener la menor oportunidad o deseo de compren­derlo, un guerrero maneja el espíritu. Lo recono­ce, lo llama, lo incita, se familiariza con él y lo expresa con sus actos.

* El vínculo que conecta al hombre corriente con el intento está prácticamente muerto; así que los guerreros parten de un vínculo que es inútil, puesto que no responde voluntariamente. A fin de revivir ese vínculo, los guerreros necesitan un pro­pósito riguroso y fiero, un estado especial de la mente llamado intento inflexible.

* Hay en el universo una fuerza inconmensura­ble e indescriptible que los chamanes llaman in­tento, y absolutamente todo cuanto existe en la totalidad del cosmos está ligado al intento por un vínculo de conexión. Los guerreros se dedican a estudiar, a entender y a emplear ese vínculo. Les interesa especialmente limpiarlo del aturdimiento y del entumecimiento provocados por los intereses ordinarios de la vida cotidiana. A este nivel, el cha­manismo puede definirse como el proceso de lim­piar nuestro vínculo de conexión con el intento.